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sábado, 17 de abril de 2021

Decimosexto mes de la Pandemia. Cuando la realidad se sale de lo probable.


 Decimosexto mes de la Pandemia.

Cuando la realidad se sale de lo probable.

 

Encuentros de aquel tipo ya se los esperaba. El problema en esas circunstancias “especiales” eran los otros, los de su misma especie. Esa especie, que cuando no tiene que comer se come a sus congéneres.

Primero arrasaron las ciudades grandes y las poblaciones importantes y cuando se dieron cuenta del asunto, los que quedaron salieron al campo.

Los avisados –como Spy- que ya vivía en el campo pusieron rápidamente tierra por medio buscando el aislamiento.

Ahora se paraba –mentalmente pues seguía caminando acompañado del perro- a valorar la situación.

Los grupos, cribados por la epidemia y la necesidad iban a ser pequeños, 3, 5, máximo 10 individuos.

Había que considerar enemigo a todo el mundo y ese tipo de clanes, se podrían sino controlar si soslayar con habilidades de tiro y técnicas  tácticas y estratégicas.

El cuerpo a cuerpo, sin armas de fuego –y aun siendo un experto en artes marciales- era otra cosa. Incluso con armas bancas un 1-3 ya sería muy complicado. Aunque en el trullo ya se han visto palizas de un recluso a 4 guardias. Una cuestión de mentalidad y ganas.

Lo que pasa es que la realidad se sale a menudo de lo probable y los grupos –si aparecen- de 20 tipos en adelante iban a resultar un incordio.

Una cuestión de ver antes de que te vean y sin ser visto.

Esto no excluye cualquier tipo de emboscada, pues el género humano tiene ciego el “ojo trasero”. Así que siempre te pueden agarrar desprevenido.

Muy complicada la cosa.

La clave estaba en el movimiento continuo, la prudencia extrema, la habilidad y la falta de codicia.

“Milagros aparte chiquito –le comentaba el hombre al can- esta campeón el asunto, no olvides que un fulano aún con un balazo de 9mm o del 45 en el corazón o en el pecho, tiene todavía, y con el cabreo del agujero más, 20 o 30 segundos de mucho peligro adrenalinico hasta que cae. Solo lo tumbas en el acto dándole en el cerebro, en la columna vertebral o en el bulbo raquideo”.

No lleves encima más herramientas de las necesarias para el mantenimiento de tus armas y tu equipo.

Los útiles que ocuparas para allanar establecimientos y propiedades vacías hay que improvisarlos en el sitio. La técnica consiste en un asalto rápido haciéndote sólo con lo fundamental y necesario. Medicamentos si hay, comida ropa y o equipo. “Entrar y salir 5 minutos como máximo de permanencia en esas “ratoneras”.

Y aquí entra la codicia. Agarra los placebos mínimos. Dulces, tabaco y alcohol –que te darán un alivio mental más que físico en situaciones malas- redúcelos al mínimo y concéntrate en lo duradero y básico: El pienso de mascotas, la mejor comida de supervivencia que existe. El pemikan del siglo XXI. Arrampla un par de bolsas de patatas fritas, 3 cervezas, membrillo y lárgate. Una bolsa de “super” mediada. Además tampoco puedes llevar mucho encima.

En cuanto al equipo personal y la “pinta”, vas a llamar la atención de los enemigos  por 2 o 3 factores:

1-Por tu carne, si ya están en modo zoombie, ahí tu equipo personal será sólo el postre.

2-Por tus armas, que en la medida de lo posible –aquí también la sorpresa juega a tu favor- deberás llevar ocultas. Normalmente conviene parecer vulnerable, aunque a veces la vista de un arma larga puede persuadir al oponente. Sácalas solo cuando vas a combatir, pero también conviene que estén siempre a mano.

Un difícil equilibrio pues si te ven con mucho uniforme de camuflaje y buena mochila van a querer quedarse con tu equipo.

Si vas de pordiosero supondrán que te arriesgaras a acercarte en plan merodeador. El concepto “nada que perder”.

Una situación complicadísima y poco apta para solidaridades. Hay que evitar problemas ajenos, apetitos sexuales e impulsos descontrolados y suicidas motivados sobre todo por el hambre. Solo bebiendo se aguanta mucho tiempo, así que hay que esperar a que cambie el viento y salga un as.

Cuidado con los refugios nocturnos, ahí vienen los asaltos. Embóscate, camúflate y asegúrate de que tú y sólo tú sabes dónde vas a dormir. Y nunca olvides que: “El campo tiene ojos”.

Y yo que creía que la peor putada –seguía reflexionando Spy- la consecuencia más grave de este caos era que se había acabado definitivamente la fiesta: cervezas, antros, bailes, mujeres.

Resulta que eso es sólo el principio, a la final lo verdaderamente complicado era rifársela con tino.

Para poder conservar la vida, para seguir respirando.

Hasta que se pueda.

Ya en el XXI pre- pandemia el mundo era muy hostil.

Ahora la tierra era agresiva con la especie que la maltrato.

Y la raza humana la mejor baza para auto extinguirse.

 

José Juan Aparizio.

17-Abril-2021.

 

 


 

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