Decimosexto mes de la Pandemia.
Cuando la realidad se sale de lo probable.
Encuentros de aquel tipo ya
se los esperaba. El problema en esas circunstancias “especiales” eran los
otros, los de su misma especie. Esa especie, que cuando no tiene que comer se
come a sus congéneres.
Primero arrasaron las
ciudades grandes y las poblaciones importantes y cuando se dieron cuenta del
asunto, los que quedaron salieron al campo.
Los avisados –como Spy- que
ya vivía en el campo pusieron rápidamente tierra por medio buscando el
aislamiento.
Ahora se paraba –mentalmente
pues seguía caminando acompañado del perro- a valorar la situación.
Los grupos, cribados por la
epidemia y la necesidad iban a ser pequeños, 3, 5, máximo 10 individuos.
Había que considerar enemigo
a todo el mundo y ese tipo de clanes, se podrían sino controlar si soslayar con
habilidades de tiro y técnicas tácticas
y estratégicas.
El cuerpo a cuerpo, sin
armas de fuego –y aun siendo un experto en artes marciales- era otra cosa.
Incluso con armas bancas un 1-3 ya sería muy complicado. Aunque en el trullo ya
se han visto palizas de un recluso a 4 guardias. Una cuestión de mentalidad y
ganas.
Lo que pasa es que la
realidad se sale a menudo de lo probable y los grupos –si aparecen- de 20 tipos
en adelante iban a resultar un incordio.
Una cuestión de ver antes de
que te vean y sin ser visto.
Esto no excluye cualquier
tipo de emboscada, pues el género humano tiene ciego el “ojo trasero”. Así que
siempre te pueden agarrar desprevenido.
Muy complicada la cosa.
La clave estaba en el
movimiento continuo, la prudencia extrema, la habilidad y la falta de codicia.
“Milagros aparte chiquito
–le comentaba el hombre al can- esta campeón el asunto, no olvides que un
fulano aún con un balazo de 9mm o del 45 en el corazón o en el pecho, tiene
todavía, y con el cabreo del agujero más, 20 o 30 segundos de mucho peligro
adrenalinico hasta que cae. Solo lo tumbas en el acto dándole en el cerebro, en
la columna vertebral o en el bulbo raquideo”.
No lleves encima más
herramientas de las necesarias para el mantenimiento de tus armas y tu equipo.
Los útiles que ocuparas para
allanar establecimientos y propiedades vacías hay que improvisarlos en el
sitio. La técnica consiste en un asalto rápido haciéndote sólo con lo
fundamental y necesario. Medicamentos si hay, comida ropa y o equipo. “Entrar y
salir 5 minutos como máximo de permanencia en esas “ratoneras”.
Y aquí entra la codicia.
Agarra los placebos mínimos. Dulces, tabaco y alcohol –que te darán un alivio
mental más que físico en situaciones malas- redúcelos al mínimo y concéntrate
en lo duradero y básico: El pienso de mascotas, la mejor comida de
supervivencia que existe. El pemikan del siglo XXI. Arrampla un par de bolsas
de patatas fritas, 3 cervezas, membrillo y lárgate. Una bolsa de “super”
mediada. Además tampoco puedes llevar mucho encima.
En cuanto al equipo personal
y la “pinta”, vas a llamar la atención de los enemigos por 2 o 3 factores:
1-Por tu carne, si ya están en
modo zoombie, ahí tu equipo personal será sólo el postre.
2-Por tus armas, que en la
medida de lo posible –aquí también la sorpresa juega a tu favor- deberás llevar
ocultas. Normalmente conviene parecer vulnerable, aunque a veces la vista de un
arma larga puede persuadir al oponente. Sácalas solo cuando vas a combatir,
pero también conviene que estén siempre a mano.
Un
difícil equilibrio pues si te ven con mucho uniforme de camuflaje y buena
mochila van a querer quedarse con tu equipo.
Si
vas de pordiosero supondrán que te arriesgaras a acercarte en plan merodeador.
El concepto “nada que perder”.
Una
situación complicadísima y poco apta para solidaridades. Hay que evitar
problemas ajenos, apetitos sexuales e impulsos descontrolados y suicidas
motivados sobre todo por el hambre. Solo bebiendo se aguanta mucho tiempo, así
que hay que esperar a que cambie el viento y salga un as.
Cuidado
con los refugios nocturnos, ahí vienen los asaltos. Embóscate, camúflate y
asegúrate de que tú y sólo tú sabes dónde vas a dormir. Y nunca olvides que:
“El campo tiene ojos”.
Y yo
que creía que la peor putada –seguía reflexionando Spy- la consecuencia más
grave de este caos era que se había acabado definitivamente la fiesta:
cervezas, antros, bailes, mujeres.
Resulta
que eso es sólo el principio, a la final lo verdaderamente complicado era
rifársela con tino.
Para
poder conservar la vida, para seguir respirando.
Hasta
que se pueda.
Ya
en el XXI pre- pandemia el mundo era muy hostil.
Ahora
la tierra era agresiva con la especie que la maltrato.
Y la
raza humana la mejor baza para auto extinguirse.
José
Juan Aparizio.
17-Abril-2021.
No hay comentarios:
Publicar un comentario