CAMPO DE LA MACOCA: Subclan.
Hoy paseé con el perro
alrededor de la barda del Campo de la Macoca en el Monte Aloya de Tui.
De pequeños íbamos a
merendar los domingos en familia. Era un descampado rodeado de monte con un
campo de futbol de tierra, lo del futbol sería porque había allí unas porterías
de palo.
Ya mozalbetes también
subíamos a comer, tardear y cotorrear en grupo mixto. Hasta se hacía fuego con
cuatro palitos para asar la carnita.
Esa zona, por lo visto es de
la competencia de una Entidad Menor (la de Pazos de Reyes) con unos cargos y
competencias administrativas que al parecer les otorgó el Estatuto Municipal de 1924, con José Calvo Sotelo como director general de la Administración.
Me vale que esa competencia
se la diera Felipe el Hermoso o Leovigildo.
El caso es que con el
tiempo, las ganas de mangonear y el dinero municipal los paletos de ahí arriba
cercaron el campo pusieron unas instalaciones deportivas que no usa ni Dios y
se chingaron por el articulo 14 (Siempre lo mismo un subclan, o sea unos
mandones pequeñitos que maman pollas de unos un poco más grandes) el Campo de
la Macoca.
Que estaba muy bien en su
estado natural. Todo en aras del progreso y beneficio del regidor que hizo la
obra en la época.
No hay pedo, ustedes mandan
señores sólo que sintiéndolo mucho antes aquello estaba mejor, más auténtico y
sin tanto relajo y pedorrez política.
Subías, dabas cuatro chimpos
en moto -los de Pazos de reyes también practicaban moto cross sin drama en
aquel entonces- hacías manitas o contabas mariposas en plena naturaleza y al
lado de casa.
Ahora, hoy, bordeas una
barda medio chueca ya con pintadas de grafiteros de aldea y te relajas
contemplando unas instalaciones dónde no puedes pasar. Hay burocracia para eso.
En un sitio que tenía que estar abierto y utilizable tanto para los de Berlín,
como para los de Murcia, Ribadelouro o Tanzania.
A mí que nací en el medio
del pueblo Calvo Sotelo no me dio un puto pino. Por tanto y como durante el
paseo me dieron ganas se lo plante “de grasa”, que dicen los portugueses a los
de Pazos de Reyes para repoblar.
Ya yendo para el coche –con
mascarilla en el codo, soledad montuna, aire fresco y nadie por allí- perro y yo encontramos a un deportista haciendo
estiramientos, pasamos a más de diez metros rumbo al carro y nos miró feo desde
su embozamiento –muy concienciado el bato- pues vale, me alegro que no dijera
nada.
No estaba el horno para
bollos esta mañana y le hubiera mandado a la mierda que estaba bien cerquita.
José Juan Aparizio.
21-Abril-2021.