AVENTUREROS.
A día de hoy
el término (Aventurero), se refiere –más que nada- a la bola de capullos que
mediatizan: cine, tv, internet, radio, prensa escrita, sus “excursiones
radicales” por ahí fuera.
Hay que asomar el hocico a
la naturaleza, a sitios y actividades prohibidas y o marginales eso sí siempre
trabajando con red, que se dice en el circo.
Me encanta ver y oír por esa
camarita que va siempre mirando p´alante colgada de los huevos o de los sitios
más inverosímiles al tipo del velero, al que surca en moto el desierto, al
explorador del Amazonas –más estilo Indiana Jones que Orellana- o al Daniel
Boom con su trineo de perros por Canadá, cuando sacan su celular, su aparatico,
su chip o su radio baliza, para llamar a la caballería o a los bomberos cuando
la cosa se tuerce.
“Ma, que hiela mucho”. “La
anaconda se emputo y las flechas vienen con curare del chungo, si “venirsus”
pronto que palmo”. “La arena me pica en los ojos y el tuareg se me quería tirar, porfa el helicóptero ayer”.
“Olas de 10 metros fuerza 1000 en el viento, me vuelvo pa La Moraleja”. “A la
moto de agua le falló la inyección y la orca me hace ojitos”.
Ya prostituido lo que fue
más vocación que oficio nada tiene que
ver el tahúr del barco de vapor que se lanza al agua encuerado para no pagar
las deudas de noche, con los modernos aventureros, tampoco con el trampero a lo
Jack London que tira palitos encendidos a los lobos, ni el fulano que mete los
dos millones de su madre en una empresa que al final no rinde y que no solo se
queda en bolas y sin na, sino que se empufa con hacienda para toda la vida.
Estos,
aquellos, trabajaban sin red, ni GPS, lo cual ahora está muy mal visto (“Atrasados
del Pleistoceno”). Seguro de carro internacional. con asistencia e insistencia
en carretera internacional, instantánea y con 5 estrellas pal hotel del
percance: “Papi, pinche la rueda, manda al que las poncha que llego tarde a
Polanco”.
GPS internacional
que te lleva dónde le vale, por donde quiere y a veces por dónde te van a caer
encima.
Todo
son adelantos, pero cuando caen 4 gotas sólo sobreviven los chingones. O sea
los animalitos.
Mi murciélago
favorito, si el del covid o uno parecido- vive detrás de mi contra abierta
(entre esta y la pared), que no cierro aunque me hiele más, para no tumbarle el
chabolo.
Antiayer
el vendaval Hortensia, Pepita o como carajo fuera el nombre soplaba cabrón.
Meneaba la hojita de la contraventana con madres y eso que está fuertemente
atada con una gruesa cabuya.
Le
dije a mi perro: “El de Murcia (murciélago) lo tiene campeón y por su culpa se
nos va empotrar todo en la ventana, se nos va a meter el agua y verás que
fiesta”.
“Patroncita
porfa el de fuera y los de dentro, dije al cuadro de la cabecera de mi cama, mi
GPS, mi baliza y mi red y después me dormí”.
Por
la tarde me acordé y miré, el bato dormía apalancado con su abrigo negro-gris.
Joder la hiciste le dije, pero no se enteró.
Y
así es la vida de los trabajadores sin red. De hoy a mañana y hasta la
siguiente tormenta. O hasta que esta madre de compu que me separó los renglones
no se pa que se corrija, yo paso.
Habría
que filmarnos para una teleserie de aventureros.
“La
Isla de los Pendejos” o algo así.
José
Juan Aparicio.
23-
Enero-2021.
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