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jueves, 1 de agosto de 2019

UNA CASITA MONA.



UNA CASITA MONA

De los de: “Mi casa está debajo de mi sombrero”, quedamos pocos y estamos mal vistos.
Mis gustos en cuestión de lujos de “casa” y “caja” –que a veces es lo mismo- son simples y coincidentes. Cualquier tipo de caja o envase dónde quepan unos cuantos de “los grandes” y la otra “casa-caja” un carro con ruedas, hay uno (no una furgo de esas hippys, que me aburren) que se le estiran los asientos y se hacen cama –el nuevo Suzuki Jimny- puestos a pedir con un o una chofer ocasional, para que cuando me quiera poner a tomar no me chinguen los de tráfico o la vialidad.
Pero quitándome a mí y a otros tres todo el mundo desea tener una preciosa casita de muñecas de su propiedad, fundamentalmente por tres razones:
1-     Se sienten confortables con la posesión y la localización geográfica de un “hogar”. Todos ponen la ubicación en su cel, con lo bien que se está perdido e ilocalizable.
La noche que mejor dormí últimamente, fue la que pasé en un hotel –en el culo del mundo- dónde sólo yo, Dios y la recepcionista sabíamos que estaba ahí, con el movil apagado hasta el mediodía siguiente.
2-     Quieren impresionar con el nido a posibles
pájaros-pájaras.
3-     Relacionan la vivienda con el poder económico. Un error garrafal que puede costar la vida.
Resumiendo que “Una casita mona” forma parte de ese conjunto de adornos que un individuo de hoy en día debe llevar visibles para procurarse éxito en la vida.
Te van a mirar primero el carro, después la billetera por la zona dónde va la “American Express” y después el chalet.
Así como de pasada preguntaran si tienes hijos –esos joden mucho- para rápidamente valorar si el acostón es urgente (ayer, para no perder la presa) o puede demorarse según avanza la investigación-inversión.
Lo de decir en ese momento: “Todavía no soy millonario, pero estoy en ello”, ya suena a timo viejuno y puede mandar todo al garete.
Así que se lo dejo de tarea para que los/las seductores/as, seducidos o tarugos en general decidan o no utilizar ese viejo comodín según su criterio.
¿Sueños de seducción?
¿O pesadillas?

José Juan Aparicio.
1-Agosto-2020.





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