URRACAS,
HUAQUEROS Y SAquEADORES EN GENERAL.
Son los negocios de la miseria, ya conocidos en el antiguo
Egipto y actualizados por Indiana Jones.
Absolutamente nada que objetar al expolio de los muertos.
Allá dónde van les basta con la fe de regresar algún día. Y esa no la van a
comprar con oro. Si acaso la negociaran en cuerpo-matic o –mejor todavía- en
alma-matic con Satanás.
Además, los faraones, los caciques incas o aztecas, más
concretamente sus muertos, secularmente han alimentado a parte de la población,
a la que previamente saqueaban y explotaban.
A base de jugarse el cuello ante la ley, o la vida frente a
una cobra –real, por supuesto- comieron los profanadores de tumbas. Un oficio
–por otra parte- como otro cualquiera. No para exquisitos, claro. Pero ¿Quién
no le limpió el culo a algún familiar en alguna ocasión?
A mí, personalmente, nunca me ha temblado la mandíbula, para
masticar herencias de mayor o menor alcurnia:
- “No jodas, ¿Como vas a vender la vajilla de tu
tataratatara abuela? “.
- “Y menos el suspensorio de tu tío el del huevo de tres
kilos”.
- “Pues ni modo carnal, si la herencia viene en especies,
conviene transformarla en feria ayer. ¿Me sigues?
Por eso de que: “PARA AMIGOS, DOS BILLETES EN EL BOLSO”.
“Antiguo juego de tocador, plata y cristal tallado,
contraste estrella y firma Pedro Durán. Ocho piezas. Impecable. 301€”.
Se puede leer en las páginas de venta de antigüedades de
Internet.
Si te interesa pagas, te lo mandan y listo, ya tienes
tiliches como los de tu abuela para peinarte y hacerte el antiguo.
Todo muy baratico y bien conservado.
Al tipo que deshizo el piso, descuartizo la herencia o le
urgió la manduca le darán entre 10 y 25€ y a otra.
Son los negocios que conviene hacer hoy día con la que está
cayendo. Y los más prósperos, oro plata y demás.
Porque los pisos de la burbuja de marras no los quiere ni el
gato, aunque le den pasta encima.
Y todo le parece muy bien a todo el mundo. Lo tomas o lo
dejas werita. Si no, vete tu al mercadillo de antigüedades y expones la merca.
Todo muy legal como lo de los partidos políticos o lo de los
de fútbol.
Y. ¿Porque no hace la gente como en la tele, una venta de
garaje en su casa, ellos mismos y liquidan el producto como y por el precio que
les da la gana?
Pues porque en esta monarquía española somos muy mirados
para las cosas de casa.
Y quien es el guapo que se va a poner los zapatos de
difuntiño, recién comprados de cuarta mano para que le digan los familiares y
amigos lo que le dijo una vez una prima a mi mamá:
“Es que la muerta tenía una talla más grande que la tuya”.
A lo cual Rita contestó: “Es verdad Carmela y de zapatos
también gastaba un número más”.
“Cuando me cagué en la tumba de tu madre me bailaban
bastante”.
José Juan Aparicio 7-
Noviembre-2013.