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domingo, 23 de octubre de 2011

LOS PUERTAS

LOS PUERTAS

En mis tiempos, la época jipi, se ligaba con el rollo de paz, amor y flores. A lo sumo sexo, drogas y rock and roll.
Había cabrones, pero no tantos y claro, era más difícil encontrártelos.
El Tordo y yo, nos largábamos muchas veces - por no decir siempre - sin pagar de los garitos. El popular SIMPA de hoy en día. Aunque en aquella era, nosotros lo llamábamos SPT (sedientos pero tiesos).
Muy a menudo y esto es literal, volábamos con los puertas corriendo detrás de nosotros y arañándonos la chupa como en los dibujos animados. Pero nunca nos alcanzaron y nunca pasó nada. Además volvíamos, repartíamos abrazos entre ellos y gastábamos la pasta, cuando la había. La verdad es que casi era un milagro. Uno de los SPT más sonados fue cuando arranqué mi ochocientos cincuenta con el encargado de un local golpeándome sutilmente la ventanilla con una factura de doce mil en la mano. Después de eso ese señor, no se le puede decir de otra manera, me invitó a alguna copa que otra. La verdad, es que era lo que podríamos definir como un estilo gamberro-simpático. Hilando muy fino y a menudo, metiendo gente en el local que se dejaba la tela.
En el fondo, muy en el fondo, lo hacíamos bien, caíamos bien, procurábamos no cagarla y dábamos ese ambiente bohemio que tanto se llevaba en el terciario.
También había congéneres nuestros menos afortunados. Dos abogados, recién salidos del horno, se fueron a un pueblo de Ávila  a poner bufete. Y tuvieron mucho éxito y muchos pleitos. Defendiéndose a ellos mismos. Acababan todas sus bolas subidos en un monumento que hay en la Plaza Mayor. Una cabra encima de unos riscos. Los dos, uno delante agarrado a los cuernos y otro detrás, de paquete. Como si fueran en moto. Rummmmmm,rummmmmm.
Estos tipos no hilaban tan fino, y una noche sí y otra también, aparecían con contusiones varias, ojos morados y diferentes tropezones con puertas y caídas fuertes de escaleras.
El más peligroso, era un ya incipiente negociante de géneros varios. Una vez cuando él machaca de turno apodado el Cebú (imagínense al tipo) le reprimió de palabra, se encontró con una navaja en la barriga y claro el buey se cagó. Pero aún así, ese tipo sería hoy lo que podríamos llamar cordial.
En los tiempos que corren, dónde los pibes no han vivido una dictadura, ni saben de estrecheces, impera la falta de humor y el mosqueo fácil. Producto de la mezcla de ignorancia, imbecilidad y analfabetismo crónico – de ellos y de sus padres – si a esto le añadimos altas dosis de sustancias varias que elevan la autoestima ya tenemos lío.
A su vez los puertas, han mutado en la misma especie y con el mismo menú.
Coche trucado, gimnasio, obsesión por la imagen, violencia contenida o no, mal humor y complejo vitamínico. A esto le sumamos los consumos varios y nos da el perfil del menda.
Por la mañana trabajo en un gimnasio de monitor, decía un negrito 4x4 en la tele. Lo que no decía es la cantidad de anabolizantes y demás mierda que también se encarga de pasar y que constituyen los principales honorarios de su trabajo diurno.
De noche estoy de portero en una discoteca. Allí pasa-vende otras cosas y tampoco lo dice. Total 4 sueldos 2+2, ni crisis ni ostias.
El fulano toma de todo, le gusta dar leches y a los que entran igual. Un esquizofrénico choca con otro y no hay que hacer esfuerzos para llenar los informativos de la tele.
Como siempre en medio algún que otro – pocos – sanote y algo lelo, se suele llevar lo que no está escrito ni era para él, con resultados imprevisibles.
Soluciones varias:
Una ya la han hecho los iluminados: dar títulos de gorila.
Otra detener a las mafias que controlan las puertas de los garitos. Veremos lo que duran guardados.
Tercera que el gobierno siga dando pasta a bancos y cajas que no tienen.
Cuarta con esa pasta de los bancos seguir dando cursillos de gorila especializado en buenas maneras. Para crear empleo.
Quinta, una solución más tradicional: la cerbatana, el curare de guerra y la buena puntería. Siempre se puede ir a un curso en el Amazonas, que además queda muy ecológico.
Luego queda emboscarse bien, esperar la noche y zaaas. De repente se cae un puertas al suelo, empieza a echar espuma por la boca y palma en tres minutos.
Se lo han cargado los aucas, dice la chica del telediario.
 Ese ya no va a matar a ningún chaval por tocarle el culo a su novia.
Digo yo.

José Juan Aparicio.

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