ESPERA, ACCIÓN, DESCANSO.
La vida se divide en estas
tres fases. Que además se suceden repetidamente y por este orden hasta que la
tumba señala el final.
Y dado que la primera fase
–la espera- es la más repetitiva y abundante en nuestra existencia es importante
dotarse de algo que se llama “paciencia” y que es un bien escasísimo y por
tanto infrecuente.
La acción, después de la
espera suele ser una etapa breve, intensa y a menudo satisfactoria. Que sólo
compensará al que ha sabido aprovechar el tiempo de espera.
Mientras que el necesario y
también frecuentemente breve descanso constituye la recompensa final al
esfuerzo y al tesón.
El “Dolce far niente”, el
verdadero Nirvana de los que saben entender su paso por la vida.
Y muy pocos afortunados
pueden y saben prolongar esta fase indefinidamente desde una edad avanzada
hasta el fin del corrido. Ese lugar dónde empiezan a sobrar sombreros.
Hay que estar preparado para
ello y acumular el conocimiento y la experiencia necesarios.
Aún así no es extraño que la
suerte reclame su peaje y vuelva a meter a alguno de estos afortunados
“jubilados con relax” en “La rueda de la Fortuna”.
“Un continuo batallar” que
dicen algunos.
José Juan Aparizio.
17-Noviembre-2023.